Impávidos, tontos, ignorantes
ante el silencio cómplice de la caja estúpida,
se aletargan
no responden
al avance de las botas del gigante de las siete leguas
que ametralla con mentiras
armas y rosarios.
Pero ahí, adentro,
la bronca estalla
sangra
grita
se hace puño
y caminata.
Falta que ellos, los gatos,
en sigilo
de mamelucos y delantal
manchado en la hora del sudor y lágrima
se deshagan desahoguen
del yugo de esa toda pseudo patria potestad
y reveldes rebueltas vendrán
que arremetan
contra imberbes irracionales
que de ganancial ansia
arrastran a la humana humanidad
a la ignominia.