miércoles, 19 de agosto de 2015

Cáliz

¿Dónde se descarga la impotencia de mi llaga abierta
que no sana nunca?

En el cáliz ámbar
de un cognac añejo
que sabe de lágrimas
y cervicales contraídas.

En los ojos hinchados
de los vestigios
de las laceraciones
de un viaje que siempre,
siempre,
deja el rastro de lo efímero y de lo ausente.

Cuando todo sale
de ese mísero equilibrio inestable
porque una pizca del deseo mutuo
asoma y quiebra
los frágiles cristales
y la mierda de estas palabras
siempre las mismas
que no alcanzan.


(17/12/13)


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