A veces me siento como
un gato:
felino inmundo,
traidor,
desconfiado.
A veces siento que
entonces
no puedo dar(te) amor;
sólo lo busco,
lo rozo,
me le pego,
en un movimiento
histérico,
inmundo,
traidor.
Y en esas veces
el vacío profundo,
la soledad infinita del
desconfiado gato
se apiada de mí,
y me invade.
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